miércoles, 30 de abril de 2014

Amor real

Me amo a mi mismo,
aunque amar esté penado por la ley.
Amo los días nublados,
mientras mis cercanos me condenen con el sol.

Un sacerdote me explicó que los objetos no tienen alma,
y que amar se traducía sólo a personas.
Hoy amo el cielo,
una nube amenazante,
las olas traicioneras,
la lluvia de Reñaca chocando con el vidrio,
algunos besos,
las bancas de la tercera comisaría de Antofagasta,
las calles de Quilpué con todos sus recovecos.

Jamás he obedecido a los clérigos,
y sigo amando tiempos y lugares,
la costanera de Puerto Montt,
los versos de América,
la cama de mesa de centro,
los risos,
Las calles de Calama,
El morro de Arica junto a a la necesidad de existencia,
mi privado mundo Chillanense,
mi soledad y a mismo.


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