lunes, 15 de agosto de 2022

Sospecho que te encontré

Vuelven los deseos felices de ser,
de acariciar el alma y el pelo,
deseos de suspirar tu perfume 
y creer que somos eternos,
de reír por las estupideces más estúpidas.

Tus ojos se encontraron con los míos
en un baile arremolinado de cariño, dulzura y coquetería.
Sí, eres coqueta, me miras y puedo mirarte la eternidad, 
me abrazas y el mundo deja de existir.

Estabas frente a mi pero no te veía,
te escabullías entre el humo y el ruido,
en historias con las sombras de la luna llena,
con la mezquindad de tu vida y lo que queda de la mía.

Quiero decir “somos”, que te quiero el mundo y el infinito,
creer que mis sensaciones de cuarentón son acertadas,
que nuestros tímidos labios reunidos bajo la lluvia serán perpetuos, 
que somos más que un par de historias de “amores imposibles que escriben en canciones el trazo de una estrella”.

Hoy me entrego a ser vulnerable,
a triunfar sólo con sentir,
a viajar y viajar,
a contemplarte como aquella noche penquista,
a suspirar cada mañana, 
me entrego a querer.




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